La rodilla soporta el peso del cuerpo y absorbe el impacto de actividades diarias. Al igual, tiene una compleja estructura puede llevar a desgaste y lesiones.
Estas son las razones más comunes para asistir con un traumatólogo:
Dolor de rodilla
Molestia o dolor en la articulación, puede ser crónico o al moverse.
La interacción de las estructuras de la rodilla es compleja y un problema en una parte puede afectar la función de toda la articulación, por ejemplo:
Desgaste del cartílago de la rodilla que provoca dolor, rigidez y dificultad para mover la articulación. Es común en adultos mayores debido al envejecimiento y uso prolongado.
Desgarro o estiramiento del ligamento que estabiliza la rodilla, común en deportes que implican cambios rápidos de dirección. Puede causar inestabilidad y dolor intenso.
Inflamación del tendón rotuliano que conecta la rótula con la tibia, a menudo causada por actividades repetitivas o sobrecarga. Se manifiesta con dolor en la parte frontal de la rodilla.
Lesión o desgarro de los meniscos, los cartílagos en forma de C que amortiguan la rodilla. Puede resultar de movimientos bruscos o giros y causa dolor, hinchazón y bloqueo articular.
Inflamación de las bursas, pequeñas bolsas llenas de líquido que reducen la fricción en la articulación. Puede ser causada por trauma, sobreuso o infecciones, resultando en dolor e hinchazón.
Inflamación de la banda iliotibial, un tejido que corre por la parte externa de la rodilla. Común en corredores y ciclistas, se caracteriza por dolor en la parte externa de la rodilla.
Ejercicios específicos para fortalecer los músculos y mejorar el rango de movimiento. Permite actuar en la prevención, el mantenimiento y la recuperación.
Ayudan a reducir eficazmente la inflamación y asegura el alivio del dolor. También facilitan la recuperación de la articulación de manera rápida y prolongada.
Tratamiento personalizado con analgésicos y antiinflamatorios para aliviar el dolor y reducir la inflamación. El tipo de medicamento depende de cada padecimiento.
Procedimientos quirúrgicos para reparar desgarros, estabilizar o reemplazar la articulación. En casos que no responden a tratamientos no quirúrgicos.
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